SE AUTOPROTEGE O BUSCA CONSENSO LA ONU EN SIRIA?


UN BALANCE DE PODER DE UNA ORGANIZACIÓN SUPRA NACIONAL EN CRISIS ANTE LAS PRESIONES DE LA OTAN – Una recorrida por la vidriera del hard power y la crisis de las escuelas tradicionales

Por Hernan Longoni

I.- INTRODUCCION

La Organización de las Naciones Unidas nació en un mundo en guerra, cuando ya extraoficialmente, en 1942, el Presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt acuño el termino “Naciones Unidas” para referirse a un embrión compuesto por 26 naciones que aprobaron la “Declaración de las Naciones Unidas”, cuyo fin era el de luchar contra las potencias del eje.-

Para 1943, con las llamadas “declaraciones de Moscu” y de “Teherán” en las que Rusia, Reino Unido, Estados Unidos y China abogaban por la concreción de una liga responsable del mantenimiento de la paz y la seguridad durante y con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, con énfasis en la cuestión alemana, este cuadro de situación se afianzo, bajo el amparo de un ente supra nacional no declarado que poco tenía que ver con aquella “liga de naciones” que propicio Wilson en el periodo de entre guerras.-

Tanto una como otra fueron cúpulas de los jefes de estado de las potencias que a la postre resultarían vencedoras, con un neto objeto estratégico-militar.-

Esta línea de pensamiento geopolítico y estratégico se continuó en esa tónica, que no era otra que el compromiso de ganar la guerra contra el eje (Alemania, Japón e Italia) con el compromiso de no firmar convenios de paz con este por separado.-

Podemos afirmar, liminarmente entonces, que las “Naciones Unidas” tuvieron su origen como una organización interestatal de carácter eminentemente militarista, de coordinación de esfuerzos, de seguridad cooperativa o –para resumir- de acuerdos entre países que tenían un enemigo en común.- (Ver http://www.un.org/es/sections/history/history-united-nations/).-

II.- DESARROLLO

El germen de este Organismo internacional –como hoy lo conocemos- estuvo ligado entonces a una forma de obtener la paz a través de la victoria militar cooperativa sobre el eje. Objetivo que –organización o no- como sabemos se logró en mayo de 1945 en Europa y en agosto de 1945 en Japón.-

Las naciones del mundo (combatientes o no) eran testigos de una nueva era: la era atómica y con ella la posibilidad de destrucción masiva.-

Otro condimento que tiñó a la inmediata posguerra estuvo dado por la nueva geografía, el nuevo dibujo del mundo, tal como lo entendieron y trazaron los triunfadores de esa guerra: Rusia, con el aporte de millones de vidas a la causa, y EEUU con el aporte del uso de la tecnología nuclear.

Desde el punto de vista de la estrategia la doctrina enseña que las intenciones, para ser tales, deben ser comunicadas, y que las mismas deben ser creíbles. No podemos decir que las intenciones expansionistas de la Unión Soviética no resultaran creíbles cuando empeño en la campaña una enorme cantidad de millones de muertos. Tampoco parecieron quedar dudas respecto de la actitud norteamericana del uso de su novísimo arsenal militar. En una eventual contienda futura tanto uno como otro estarían dispuestos a usar con total credibilidad los descomunales medios a su alcance. Lo dicho se materializo aún más cuando Rusia accedió a la tecnología nuclear.-

No es casual entonces que estos dos países, otrora aliados en un objetivo común (ganar la segunda guerra mundial) pasaran a ser enemigos, aun antes de la finalización de la contienda.-

Las acciones rusas en china, durante las postrimerías de la guerra, frenadas cuando a la sazón EEUU utilizo su segundo engendro nuclear sobre Nagazaki y la division física de Alemania (bloque mediante) pintaron el mundo de la llamada “Guerra Fría”.-

Este nuevo modo de conflicto bélico, no solo cambio la cara de la forma de hacer la guerra, con conflictos de los llamados “periféricos” donde este y oeste se mostraban su poder (en territorio ajeno), sino también en una escalada tecnológica, pero sobre todo ideológica, que obligo –por opción o por imposición- a una alineación del mundo tras cada uno de estos contendientes.-

Se establece una lógica de bloques, en donde el único actor era el estado, y si se nos permite la simplificación, los únicos actores eran los bloques enemigos en esta guerra fría.

Estamos, resumidamente, en una lógica bipolar, donde no importa nada más que esa contienda y como cada uno de los bandos vaya tiñendo el paño del mundo con su color.-
Como es sabido, la Organización de las Naciones Unidas, tal como la conocemos hasta la actualidad, fue creada oficialmente con la firma del Convenio de San Francisco, en la forma de la “Carta de las Naciones Unidas”, que da inicio político, jurídico y filosófico a este ente supra nacional.-

En este panorama, esta organización internacional viene a aparecer como un órgano rector. Esta “estructura formal, continua, establecida por acuerdo entre dos o más miembros, dos o más estados soberanos, con el objetivo de alcanzar un interés común (”Zamudio Gonzales, Laura, “Organizaciones internacionales, Instrumentos o actores”, citando a Archer, pag. 147) que es la ONU, aparece en un mundo bipolar, con total fortaleza del estado-nación y por ende en pleno auge de un modo de explicar el mundo, que con las ideas de Morgenthau pasaremos a llamar realismo.-

Que papel podría jugar un organismo supra nacional o internacional para esta concepción relacionista? Nuevamente en las palabras de Zamudio, diremos que las organizaciones internacionales poca relevancia podrán tener, cuando los que son relevantes son los estados, y más que eso, los estados que detentan un enorme (o por lo menos un significativo) poder militar o hard power. (Op. Cit. Pag. 149).-

No resulta compatible esta modalidad con la idea realista, no solo porque los estados son los soberanos y únicos actores del sistema, sino porque los intereses de cada uno son individualistas y competitivos. Cada estado buscará todo el poder posible, en un entorno a su vez anárquico (tal como el entiende al realismo al entorno internacional).-

Sin embargo, aun dentro de este marco la omnipresencia de la guerra fría da razón de ser al realismo, toda vez que la confrontación de bloques en busca del poder (a través de la dominación) es el marco perfecto, académica y prácticamente, para esta postura.

No puede pasar desapercibido que algunos instrumentos que le son dados a las UN a través de su Carta Orgánica confieren a través de su Consejo de Seguridad, injerencia a los países miembros, en especial a los permanentes -que a su vez tienen derecho de veto- contenidos en los arts. 41, 42, 44, 45, 46, 51 por ejemplo.-

Este estado de cosas –el de la bipolaridad y el reinado del realismo- se mantuvo mientras el funcionamiento de las relaciones de poder fueron su molde. La paulatina aparición de organizaciones no gubernamentales, transnacionales y otros fuertes factores de poder, comenzaron a hacer crujir la teoría. Podríamos decir que el golpe de gracia fue la caída del muro de Berlín y el desmembramiento del Pacto de Varsovia, dejando al mundo con un único hegemon acopiando vorazmente el poder.

La actitud de cuasi pasividad de la ONU ante el marco mundial previo (mutua destrucción asegurada, bipolaridad) comenzó a cambiar.

Sin embargo, el mundo no ha aprendido. Muchos de nosotros estábamos convencidos de que al menos una lección habría sido aprendida: que nunca más habría guerra, que el racismo es una estupidez y que la voluntad para conquistar las mentes o los territorios de otras gentes es algo sin sentido. Si el mundo hubiera aprendido, no habría habido Camboya, Ruanda, Darfur o Bosnia. ¿Aprenderá el mundo alguna vez?” (Eli Seise, premio Nobel de la Paz 1986).-

Este Fin de la historia (…y el último hombre” Francis Fukuyama, 1992) imbuido en gran medida por un desgaste no solo de los bloques antagónicos, sin de la población, hizo que comenzara a cobrar relevancia un elemento del estado que hasta ese momento solo habíase considerado de este modo: la población.- (“Crisis del estado-nación” http://www.e-revistes.uji.es/index.php/recerca/article/view/266).-

En efecto, fenómenos tales como los movimientos separatistas, surgidos en la distención del desmembramiento de la URSS; la globalización económica, la inseguridad estratégica, etc. Importaron un cambio en la morfología interestadual que fue receptada por diferentes ideas y teorías.-

No está de más advertir que los estados buscan maximizar sus intereses en función de utilidad (Zamudio Gonzalez, Op cit. Pg. 152).-

En este nuevo ámbito, comienza a surgir conflictos de mediana intensidad en diferentes puntos del mundo, identificándose la mayoría de ellos con guerras de primera generación (o de construcción del estado) a través de secesiones y separatismos. Ejemplo de ello es lo sucedido en la ex Yugoslavia, en donde la ONU intervino en principio con un mandato insuficiente, intentando una misión de mantenimiento de paz (Capítulo VI), para luego, a consecuencia de desastres acaecidos por esa insuficiencia, pasar a capitulo VII (imposición de paz).-

Los nuevos contingentes de la ONU, más robustos, mejor conformados y con integrantes multi disciplinarios (no solamente militares) pasaron a ser la regla en misiones u operaciones de la ONU, con facultades de establecer incluso gobiernos, llamar y organizar elecciones, etc (Informe Brahimi, Doctrina Capstone, entre otros).-

En este marco entonces, al menos desde la academia, no puede hablarse ya del protagonismo exclusivo estadual, sino de que una organización internacional cobra mayor preponderancia y determinación en el concierto de las relaciones no solo entre estados, sino entre individuos entre sí y con los estados y con otras organizaciones no gubernamentales.

Estos verdaderos factores de poder, con injerencia cada vez mayor, son incluso congregados por la ONU (las llamadas CIMIC).-

En el concierto internacional, un realista puro vería a un estado fallido como un vacío de poder en donde un poderoso podría tomarlo y ejercerlo (es más: debería), no entendiendo, en fin, como un ente supra nacional vendría a intentar imponer un orden (aunque este fuera a través de un sistema que no encaje en la idiosincrasia local).-

Lake señala que los conflictos actuales son endógenos a los Estados y no exógenos. No es el carácter anárquico del sistema internacional el que propicia los conflictos, sino las crisis de legitimidad dentro de los Estados constituidos (A. Lake, «Estados Unidos y su presencia exterior», Política Exterior, vol. VII, núm. 35, 1993, pp. 114yss.). Ante este panorama, es más que obvio que un realista podría no concebir ese estatus quo, ni mucho menos comprenderlo.-

Cuanto menos podría comprender que un órgano creado en los albores de la guerra fría, orientado a como se ganaría la segunda guerra mundial y de carácter cooperativo tuviera ahora a su servicio una fuerza militar (a la orden del Consejo de Seguridad) para intervenir allí donde cuestiones del derecho internacional humanitario o los derechos humanos fueren violados.-

Kant, en su opúsculo de 1795, La paz perpetua, «al mismo tiempo da cuenta del por qué los Estados liberales permanecen en paz entre ellos y de cómo la unión pacífica se expandirá... mediante una evolución que hará surgir la armonía de la misma "desarmonía de los hombres» (parafraseado por Peñas, Francisco Javier, “Liberalismo y relaciones internacionales”, Pág. 124).-

El liberalismo debe identificarse en primer lugar con la importancia dada a la libertad individual, al derecho del individuo a ser tratado y al deber de tratar a los demás como sujetos éticos, no como objetos o como medios. Este principio, según Doyle, da lugar a tres grupos de derechos y a cuatro instituciones esenciales. Estos tres grupos de derechos son los que se podrían agrupar como libertad negativa -libertad de prensa, de palabra, de conciencia, de propiedad-, aquellos que cabrían bajo la rúbrica de libertad positiva -derechos económicos y sociales, igualdad de oportunidades, etc.-, y por último, el derecho a la participación y a la representación política como garantía de los otros dos. (Peñas, op. Cit. Pag 123).-

Es entonces la ONU de la post-guerra fría un ente ligado al liberalismo político y a la importancia de la individualidad y los derechos humanos? No es la pregunta sobre la que versa este breve análisis, pero cabe a fin de llegar a una conclusión, modesta, pero necesaria.-

Podríamos afirmar, a la luz de estos escasos preceptos, que un liberal entendería a la ONU como un organismo dispuesto a salvaguardar las libertades por sobre los intereses estaduales.

Nos resistiremos a la tentación de incluir el análisis de Russett acerca de las condiciones de los estados democráticos entre si y frente a totalitarismos, y sobre todo frente a las guerras (B. Russett, Grasping the Democratic Peace, Princeton, Princeton University Press, 1993.) aunque un poco de ello hay en esta intentona de razonamiento que venimos efectuando. Contentémonos con que –aun con impurezas- fue durante un tiempo –que algunos politólogos y relacionistas internacionales llaman de “unipolaridad”- que la teoría liberal de las relaciones internacionales fue de aplicación a la actitud de la ONU frente a situaciones que impongan la puesta en marcha de los mecanismos descriptos en los capítulos VI y VII de la Carta Orgánica.-

Sin embargo, la muy extensa duración en el tiempo de muchos mandatos, tales como los de Chipre, Haití y la ex Yugoslavia (de rotundo fracaso) nos muestran que los esfuerzos de este órgano colectivo, que algunos ya identifican como de seguridad colectiva, con un enorme arsenal a su disposición (y si este no alcanzare, aun puede ser asistido por la OTAN) no han sido lo exitosos que se pretendía o pudiere desearse y han tenido un costo muchas veces exorbitante.-

Cuestiones inobjetables de derecho internacional humanitario y de derechos humanos, han motivado intervención de las Naciones Unidas en diferentes escenarios. Tomaremos por caso a Rwanda, a fines de explicar la postura que desarrollamos.-

Es innegable que las condiciones de este país imponían la presencia de un órgano de la comunidad internacional que vele por la vida de personas masacradas bajo el pretexto del odio racial y religioso, cuando esta limpieza étnica además encubre una lucha por el poder interno.-

Fue en ese año, 1994, cuando comienza a esbozarse este cambio en la política intervencionista de la ONU, identificado con la responsabilidad de proteger (nuevamente nos resistiremos a analizar –por exceder espacio y motivo- si estas intervenciones han tenido lugar o no en países con mayor centralismo, pero no exentos de revueltas y necesidades, pero es un punto sobre el que un buen observador no movería la retina).-

Justifican la intervención de la ONU en países o estados fallidos o no, aun sin pedido del estado a intervenir, lo que Menendez del Valle (Responsabilidad de Proteger: la ONU en acción; Real Instituto El Cano) llama cuatro delitos execrables: (1) el genocidio; (2) los crímenes de guerra; (3) la limpieza o depuración étnica; y (4) los crímenes de lesa humanidad. Además agrega Varios gobiernos iniciaron una profunda, articulada, labor de reflexión, conscientes, además, de que desde el final de la Guerra Fría y del mundo bipolar stricto sensu, la democracia y los derechos humanos habían adquirido un papel central en los principios organizativos del nuevo orden internacional. Y la ONU se unió a la reflexión.-

Esta teoría, la de la responsabilidad de proteger, fue la que dio origen y autorizo la intervención de la coalición en Irak en la primera guerra del golfo, a raíz de la invasión de este a Kuwait. Un hecho inédito hasta ese momento.-

También fue el detonante para la reunión de Yakarta en 2008 del movimiento de países no alineados, que concluyo en un documento: “ningún país debe usar su poder para dictar su concepto de democracia y derechos humanos o para imponer condiciones a otros”.-

En 1999, el Secretario General de Naciones Unidas sostuvo que la soberanía estatal estaba siendo redefinida. Esto se debe a que, a raíz de las atrocidades cometidas durante la Segunda Guerra Mundial, así como en la Antigua Yugoslavia, Somalia y Ruanda en los 90, los Estados han pasado a ser «concebidos como instrumentos al servicio de sus pueblos, y no al revés». (Zabaleta Caton, Berta; “NACIONES UNIDAS Y LA RESPONSABILIDAD DE PROTEGER: ¿QUÉ PAPEL DEBE DESEMPEÑAR LA ONU EN LOS CONFLICTOS INTERNOS?”, IEEE.ES. 54/2014).-

No mucho se avanzó en el tiempo cuando esta postura de la ONU, tan influenciada por el buen hacer y por la supremacía de los derechos del individuo, comenzó a hacer agua también desde el punto de vista del liberalismo.

En este caso por los resultados de las misiones, muy prolongados en el tiempo, con mandatos insuficientes a veces y con enormes operaciones militares de aniquilamiento de fuerzas otras veces.-
No abundan los ejemplos de países o estados fallidos reconstruidos por el accionar de las Naciones Unidas y sus sucesivos envíos de contingentes pacificadores.-

Surgen alarmas en las palabras del entonces Secretario General, cuando afirmo: “La intervención humanitaria es una cuestión delicada, plagada de dificultades políticas y sin soluciones fáciles. Pero sin duda no hay ningún principio jurídico —ni siquiera la soberanía— que pueda invocarse para proteger a los autores de crímenes de lesa humanidad. En los lugares en que se cometen esos crímenes y se han agotado los intentos por ponerles fin por medios pacíficos, el Consejo de Seguridad tiene el deber moral de actuar en nombre de la comunidad internacional. [..] La intervención armada debe seguir siendo siempre el último recurso, pero ante los asesinatos en masa es una opción que no se puede desechar.” (Asamblea General: “Informe del Secretario General: Nosotros los pueblos: La función de las Naciones Unidas en el siglo XXI”, ONU, A/54/2000, (27 de marzo 2000) párr. 219, en http://www.un.org/spanish/documents/ga/54/a542000.pdf. En su siguiente informe: Asamblea General; Consejo de Seguridad: “Informe del Secretario General: Prevención de los Conflictos Armados, ONU” A/55/985.)

Largos once años han pasado, desde Rwanda, y aún más desde Yugoslavia, para que en 2005 se plasmara en un documento algunos conceptos, en los que ya no es necesaria la existencia de un estado fallido para que sea intervenido por fuerzas de la ONU en procura de restablecer los derechos humanos, con el inquietante agregado de pasar por alto la cuestión soberana de un estado y su derecho a llamar o peticionar o autorizar una misión de la ONU en su territorio. (ver en la especie informe de 21 de marzo de 2005 “Un concepto más amplio de la libertad” y en el Documento Final de la Cumbre Mundial de las Naciones Unidas de 2005 en el que se articula este principio en un epígrafe especial titulado la “Responsabilidad de proteger a las poblaciones del genocidio, los crímenes de guerra, la depuración étnica y los crímenes de lesa humanidad”).-

Ya el marco mundial ha cambiado, estamos en 2005, un periodo iniciado por el 9/11, el fin de la hegemonía, la vuelta a la multipolaridad (recordemos que humo mundo antes de la guerra fría y que hegemones antagónicos siempre ha habido, solo que sin destrucción mutua asegurada), la recomposición rusa, el nacimiento de la OCS (Tratado de Shangai como actor internacional relevante). O sea, el mundo está reconstruyendo sus candidatos a hegemonía, mientras lidia con organizaciones transnacionales, delincuencia transnacional, las viejas “nuevas” amenazas, entre otros elementos.-

Esta “Doctrina de la responsabilidad de proteger” se da de bruces con artículos 2.4 y 2.7 de la Carta de Naciones Unidas. El primero de ellos establece: «Los Miembros de la Organización, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado*, o en cualquier otra forma incompatible con los Propósitos de las Naciones Unidas».

En cuanto al artículo 2.7, impone: Ninguna disposición de esta Carta autorizará a las Naciones Unidas a intervenir en los asuntos que son esencialmente de la jurisdicción interna de los Estados*, ni obligará; a los Miembros a someter dichos asuntos a procedimientos de arreglo conforme a la presente Carta.-

Es dable entonces advertir que la doctrina que venimos estudiando, partiendo de una base con fines nobles y entendibles, y aun elogiables, trae, a través del cambio doctrinal plasmado en 2005, una injerencia de una organización internacional, en cuestiones soberanas de estados. Que estos estados podrán o no presentar situaciones de violaciones a derechos humanos, pero el Consejo de Seguridad, atento su discrecionalidad, bien puede utilizarlos como un mecanismo necesario para preservar la propia existencia de la ONU

Dentro del concepto de la “responsabilidad de proteger“ tampoco existe claridad sobre la determinación de los beneficiarios y el título que poseen. En el Documento Final se hace referencias reiteradas al término « población »26. ¿Cómo se lo ha de entender entonces? En un sentido amplio “población” constituye un conjunto de personas que habitan la Tierra o cualquier división geográfica de ella27. En un sentido más estricto, es equiparable a “población civil” o conjunto de personas que se hallan dentro de un territorio estatal y que no toman parte directa en un conflicto armado -sea cual fuere su origen o status. Esta última acepción parece ser la adoptada por los Estados, puesto que se trata de socorrer a personas que, por su posición débil y desventajosa en un conflicto armado, pueden caer fácilmente en víctimas de una o más partes “combatientes”. Problemas visibles aparecen precisamente en conflictos armados internos, donde la distinción entre población civil y combatientes es, a primera vista, prácticamente imposible. Una determinación errónea de combatientes por población civil resulta ser fatal para la seguridad y paz internacional, como lo demuestra el lamentable ejemplo de Racak, que fue el detonador para la intervención militar de la OTAN (Añaños Meza, Maria Cecilia; UNISCI Discussion Papers, Nº 21 (Octubre / October 2009).-

Tanto así, que la propia ONU debió salir a aclarar un poco sus intenciones, cuando dice “Reafirmamos nuestra determinación de apoyar todos los esfuerzos encaminados a preservar la igualdad soberana de todos los Estados, respetar su integridad territorial e independencia política [..]” Documento Final, op. cit., párr. 5; “[..] y reafirmamos la necesidad de respetar debidamente la soberanía y el derecho a la libre determinación.“ Ibíd., párr. 135. La Res. 1674 del Consejo de Seguridad de 2006 (“Resolución 1674) reafirma igualmente este principio en su parte declarativa.

Siendo el valor supremo el de la “seguridad humana” no podría negarse que un liberal no vería con malos ojos una intervención como la que faculta esta doctrina. Sin embargo, la aparente discrecionalidad dada arroja una duda que ha puesto en alerta a la comunidad internacional, debatiéndose si se trata de una doctrina en tal sentido, o en el sentido de una auto preservación de la ONU, en un intento de concentrar poder que le es delegado por sus miembros.

Esta acumulación de poder que comienza a parecer necesitar un freno dentro de la propia organización (ver informe A/65/877–S/2011/393 “La función de los mecanismos regionales y subregionales para hacer efectiva la responsabilidad de proteger”) y esta actitud de intervenir países y/o regiones conflictivas, sí, pero de escaso peso específico internacional (si se nos permite el eufemismo), pareciera no encajar en una visión política liberal de las relaciones internacionales (la escuela liberal resalta la posibilidad de la cooperación y la generación de un contexto para el progreso general, los cuales son considerados realizables, y donde la cooperación está presente, al menos en potencia (JERVIS R (1999). Realism, Neoliberalism and Cooperation: Understanding the Debate. International Security 24(1):42-63) por cuanto el valor del individuo y la posición del estado (o del poder) frente a este vuelca la balanza –o debería hacerlo- a favor del primero.-

El caso de Siria marca una inflexión (y de paso nos permite explicar lo que intentamos decir más arriba). En efecto la Resolución 1973, dio lugar a intervenciones militares, criticadas por estados miembros por considerar que la OTAN se estaba posicionando claramente del lado de los rebeldes. A consecuencia de ello Marruecos en nombre de la Liga Árabe solicito descartar cualquier medida militar. Pero China y Rusia se oponen a ello. Sin lugar a dudas los intereses particulares de estas dos potencias han jugado un importante papel en esta oposición. La política tradicional de China es de no injerencia en los asuntos internos de los Estados soberanos. Este posicionamiento del lado de Rusia también es un ejercicio de cooperación diplomática con Moscú a la espera de recibir el mismo apoyo en casos de especial interés para el gobierno de Beijing . Rusia tiene intereses estratégicos y militares con Siria, que incluyen la construcción de una base militar naval, su salida al Mediterráneo, que estaría en funcionamiento en este año. Además, tanto China como Rusia tienen importantes relaciones comerciales con Siria. (IEEE.ES “Blanca Palacián de Inza LA RESPONSABILIDAD DE PROTEGER Y EL DERECHO DE VETO”, 09/2012 15 de febrero de 2012).-

Hoy se trata de imponer las decisiones del Consejo al tiempo que protagonistas clave (Rusia, Siria, Irán y Turquía) las rechazan. Ahora bien, diversos estados parecen imbuidos por una retórica sobre las líneas rojas, cruzadas sin embargo despreocupadamente desde hace años.
Por tanto, es la propia credibilidad del Consejo de Seguridad y de sus miembros la que está en juego en el momento actual. Guta oriental constituye un nuevo Alepo, objeto de una operación de reconquista de una violencia inaudita, marcada además por la utilización de armas químicas. (http://www.lavanguardia.com/internacional/20180410/442398029399/siria-consejo-naciones-unidas-fracaso-alepo-guta-oriental.html)

Es esta versión de la ONU un refrito de lo que propugno en su momento Franklin Roosevelt? o va incluso mas alla, legitimando con un exceso de la interpretación de su Carta intervenciones de la política exterior de su hegemon favorito?

Todo indicaría que al fin EEUU parece darse cuenta que el mundo ha dejado de ser unipolar, intentando demostrar su poder con una figura reversionada de si misma frente a Rusia (Y China, en menor medida), potencia que de la mano de Vladimir Putin sobreactua un rol peligroso para la paz mundial.-

Resulta útil la afirmación de la embajadora norteamericana Nikki Haley, quien –en línea, hay que decirlo, con las actitudes de Putin-, dijo La Historia registrará este como el momento en el que el Consejo de Seguridad cumplió con su deber o demostró su fracaso total y completo para proteger a los sirios. De cualquier manera, Estados Unidos responderá”.-

Es evidente que las teorías tradicionales crujen ante la situación global actual y sobre todo, ante la acumulación de poder por parte de un organismo que se supone debería nutrirse de su equilibrio. El ingrediente de poder disponer de medios militares de enorme potencia (y de la OTAN, como ha sucedido) no arroja tranquilidad sobre el punto y llena el escenario internacional de nuevas y poderosas preguntas.-


BIBLIOGRAFIA/WEBGRAFIA





Crisis del estado Nacion - Agemir Bavaresco


Keohane, Robert "Despues de la hegemonia"

Zamudio Gonzales,  Laura "Organizaciones internacionales"
Serbin Andres: "Actores no estatales y politica transnacional"

María-Cecilia Añaños Meza: "LA “RESPONSABILIDAD DE PROTEGER” EN NACIONES UNIDAS Y LA
DOCTRINA DE LA “RESPONSABILIDAD DE PROTEGER”

Menendez del Valle, Emilio: "Responsabilidad de proteger: la ONU en accion"


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