SE AUTOPROTEGE O BUSCA CONSENSO LA ONU EN SIRIA?
UN
BALANCE DE PODER DE UNA ORGANIZACIÓN SUPRA NACIONAL EN CRISIS ANTE
LAS PRESIONES DE LA OTAN – Una recorrida por la vidriera del hard
power y la crisis de las escuelas tradicionales
Por
Hernan Longoni
I.-
INTRODUCCION
La
Organización de las Naciones Unidas nació en un mundo en guerra,
cuando ya extraoficialmente, en 1942, el Presidente norteamericano
Franklin D. Roosevelt acuño el termino “Naciones Unidas” para
referirse a un embrión compuesto por 26 naciones que aprobaron la
“Declaración de las Naciones Unidas”, cuyo fin era el de luchar
contra las potencias del eje.-
Para
1943, con las llamadas “declaraciones de Moscu” y de “Teherán”
en las que Rusia, Reino Unido, Estados Unidos y China abogaban por la
concreción de una liga responsable del mantenimiento de la paz y la
seguridad durante y con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial,
con énfasis en la cuestión alemana, este cuadro de situación se
afianzo, bajo el amparo de un ente supra nacional no declarado que
poco tenía que ver con aquella “liga de naciones” que propicio
Wilson en el periodo de entre guerras.-
Tanto
una como otra fueron cúpulas de los jefes de estado de las potencias
que a la postre resultarían vencedoras, con un neto objeto
estratégico-militar.-
Esta
línea de pensamiento geopolítico y estratégico se continuó en esa
tónica, que no era otra que el compromiso de ganar la guerra contra
el eje (Alemania, Japón e Italia) con el compromiso de no firmar
convenios de paz con este por separado.-
Podemos
afirmar, liminarmente entonces, que las “Naciones Unidas”
tuvieron su origen como una organización interestatal de carácter
eminentemente militarista, de coordinación de esfuerzos, de
seguridad cooperativa o –para resumir- de acuerdos entre países
que tenían un enemigo en común.- (Ver
http://www.un.org/es/sections/history/history-united-nations/).-
II.-
DESARROLLO
El
germen de este Organismo internacional –como hoy lo conocemos-
estuvo ligado entonces a una forma de obtener la paz a través de la
victoria militar cooperativa sobre el eje. Objetivo que –organización
o no- como sabemos se logró en mayo de 1945 en Europa y en agosto de
1945 en Japón.-
Las
naciones del mundo (combatientes o no) eran testigos de una nueva
era: la era atómica y con ella la posibilidad de destrucción
masiva.-
Otro
condimento que tiñó a la inmediata posguerra estuvo dado por la
nueva geografía, el nuevo dibujo del mundo, tal como lo entendieron
y trazaron los triunfadores de esa guerra: Rusia, con el aporte de
millones de vidas a la causa, y EEUU con el aporte del uso de la
tecnología nuclear.
Desde
el punto de vista de la estrategia la doctrina enseña que las
intenciones, para ser tales, deben ser comunicadas, y que las mismas
deben ser creíbles. No podemos decir que las intenciones
expansionistas de la Unión Soviética no resultaran creíbles cuando
empeño en la campaña una enorme cantidad de millones de muertos.
Tampoco parecieron quedar dudas respecto de la actitud norteamericana
del uso de su novísimo arsenal militar. En una eventual contienda
futura tanto uno como otro estarían dispuestos a usar con total
credibilidad los descomunales medios a su alcance. Lo dicho se
materializo aún más cuando Rusia accedió a la tecnología
nuclear.-
No
es casual entonces que estos dos países, otrora aliados en un
objetivo común (ganar la segunda guerra mundial) pasaran a ser
enemigos, aun antes de la finalización de la contienda.-
Las
acciones rusas en china, durante las postrimerías de la guerra,
frenadas cuando a la sazón EEUU utilizo su segundo engendro nuclear
sobre Nagazaki y la division física de Alemania (bloque mediante)
pintaron el mundo de la llamada “Guerra Fría”.-
Este
nuevo modo de conflicto bélico, no solo cambio la cara de la forma
de hacer la guerra, con conflictos de los llamados “periféricos”
donde este y oeste se mostraban su poder (en territorio ajeno), sino
también en una escalada tecnológica, pero sobre todo ideológica,
que obligo –por opción o por imposición- a una alineación del
mundo tras cada uno de estos contendientes.-
Se
establece una lógica de bloques, en donde el único actor era el
estado, y si se nos permite la simplificación, los únicos actores
eran los bloques enemigos en esta guerra fría.
Estamos,
resumidamente, en una lógica bipolar, donde no importa nada más que
esa contienda y como cada uno de los bandos vaya tiñendo el paño
del mundo con su color.-
Como
es sabido, la Organización de las Naciones Unidas, tal como la
conocemos hasta la actualidad, fue creada oficialmente con la firma
del Convenio de San Francisco, en la forma de la “Carta de las
Naciones Unidas”, que da inicio político, jurídico y filosófico
a este ente supra nacional.-
En
este panorama, esta organización internacional viene a aparecer como
un órgano rector. Esta “estructura formal, continua, establecida
por acuerdo entre dos o más miembros, dos o más estados soberanos,
con el objetivo de alcanzar un interés común (”Zamudio Gonzales,
Laura, “Organizaciones internacionales, Instrumentos o actores”,
citando a Archer, pag. 147) que es la ONU, aparece en un mundo
bipolar, con total fortaleza del estado-nación y por ende en pleno
auge de un modo de explicar el mundo, que con las ideas de Morgenthau
pasaremos a llamar realismo.-
Que
papel podría jugar un organismo supra nacional o internacional para
esta concepción relacionista? Nuevamente en las palabras de Zamudio,
diremos que las organizaciones internacionales poca relevancia podrán
tener, cuando los que son relevantes son los estados, y más que eso,
los estados que detentan un enorme (o por lo menos un significativo)
poder militar o hard power. (Op. Cit. Pag. 149).-
No
resulta compatible esta modalidad con la idea realista, no solo
porque los estados son los soberanos y únicos actores del sistema,
sino porque los intereses de cada uno son individualistas y
competitivos. Cada estado buscará todo el poder posible, en un
entorno a su vez anárquico (tal como el entiende al realismo al
entorno internacional).-
Sin
embargo, aun dentro de este marco la omnipresencia de la guerra fría
da razón de ser al realismo, toda vez que la confrontación de
bloques en busca del poder (a través de la dominación) es el marco
perfecto, académica y prácticamente, para esta postura.
No
puede pasar desapercibido que algunos instrumentos que le son dados a
las UN a través de su Carta Orgánica confieren a través de su
Consejo de Seguridad, injerencia a los países miembros, en especial
a los permanentes -que a su vez tienen derecho de veto- contenidos en
los arts. 41, 42, 44, 45, 46, 51 por ejemplo.-
Este
estado de cosas –el de la bipolaridad y el reinado del realismo- se
mantuvo mientras el funcionamiento de las relaciones de poder fueron
su molde. La paulatina aparición de organizaciones no
gubernamentales, transnacionales y otros fuertes factores de poder,
comenzaron a hacer crujir la teoría. Podríamos decir que el golpe
de gracia fue la caída del muro de Berlín y el desmembramiento del
Pacto de Varsovia, dejando al mundo con un único hegemon acopiando
vorazmente el poder.
La
actitud de cuasi pasividad de la ONU ante el marco mundial previo
(mutua destrucción asegurada, bipolaridad) comenzó a cambiar.
“Sin
embargo, el mundo no ha aprendido. Muchos de nosotros estábamos
convencidos de que al menos una lección habría sido aprendida: que
nunca más habría guerra, que el racismo es una estupidez y que la
voluntad para conquistar las mentes o los territorios de otras gentes
es algo sin sentido. Si el mundo hubiera aprendido, no habría habido
Camboya, Ruanda, Darfur o Bosnia. ¿Aprenderá el mundo alguna vez?”
(Eli Seise, premio Nobel de la Paz 1986).-
Este
Fin de la historia (…y el último hombre” Francis Fukuyama, 1992)
imbuido en gran medida por un desgaste no solo de los bloques
antagónicos, sin de la población, hizo que comenzara a cobrar
relevancia un elemento del estado que hasta ese momento solo habíase
considerado de este modo: la población.- (“Crisis del
estado-nación”
http://www.e-revistes.uji.es/index.php/recerca/article/view/266).-
En
efecto, fenómenos tales como los movimientos separatistas, surgidos
en la distención del desmembramiento de la URSS; la globalización
económica, la inseguridad estratégica, etc. Importaron un cambio en
la morfología interestadual que fue receptada por diferentes ideas y
teorías.-
No
está de más advertir que los estados buscan maximizar sus intereses
en función de utilidad (Zamudio Gonzalez, Op cit. Pg. 152).-
En
este nuevo ámbito, comienza a surgir conflictos de mediana
intensidad en diferentes puntos del mundo, identificándose la
mayoría de ellos con guerras de primera generación (o de
construcción del estado) a través de secesiones y separatismos.
Ejemplo de ello es lo sucedido en la ex Yugoslavia, en donde la ONU
intervino en principio con un mandato insuficiente, intentando una
misión de mantenimiento de paz (Capítulo VI), para luego, a
consecuencia de desastres acaecidos por esa insuficiencia, pasar a
capitulo VII (imposición de paz).-
Los
nuevos contingentes de la ONU, más robustos, mejor conformados y con
integrantes multi disciplinarios (no solamente militares) pasaron a
ser la regla en misiones u operaciones de la ONU, con facultades de
establecer incluso gobiernos, llamar y organizar elecciones, etc
(Informe Brahimi, Doctrina Capstone, entre otros).-
En
este marco entonces, al menos desde la academia, no puede hablarse ya
del protagonismo exclusivo estadual, sino de que una organización
internacional cobra mayor preponderancia y determinación en el
concierto de las relaciones no solo entre estados, sino entre
individuos entre sí y con los estados y con otras organizaciones no
gubernamentales.
Estos
verdaderos factores de poder, con injerencia cada vez mayor, son
incluso congregados por la ONU (las llamadas CIMIC).-
En el
concierto internacional, un realista puro vería a un estado fallido
como un vacío de poder en donde un poderoso podría tomarlo y
ejercerlo (es más: debería), no entendiendo, en fin, como un ente
supra nacional vendría a intentar imponer un orden (aunque este
fuera a través de un sistema que no encaje en la idiosincrasia
local).-
Lake
señala que los conflictos actuales son endógenos a los Estados y no
exógenos. No es el carácter anárquico del sistema internacional el
que propicia los conflictos, sino las crisis de legitimidad dentro de
los Estados constituidos (A. Lake, «Estados Unidos y su presencia
exterior», Política Exterior, vol. VII, núm. 35, 1993, pp.
114yss.). Ante este panorama, es más que obvio que un realista
podría no concebir ese estatus quo, ni mucho menos comprenderlo.-
Cuanto
menos podría comprender que un órgano creado en los albores de la
guerra fría, orientado a como se ganaría la segunda guerra mundial
y de carácter cooperativo tuviera ahora a su servicio una fuerza
militar (a la orden del Consejo de Seguridad) para intervenir allí
donde cuestiones del derecho internacional humanitario o los derechos
humanos fueren violados.-
Kant,
en su opúsculo de 1795, La paz perpetua, «al mismo tiempo da cuenta
del por qué los Estados liberales permanecen en paz entre ellos y de
cómo la unión pacífica se expandirá... mediante una evolución
que hará surgir la armonía de la misma "desarmonía de los
hombres» (parafraseado por Peñas, Francisco Javier, “Liberalismo
y relaciones internacionales”, Pág. 124).-
El
liberalismo debe identificarse en primer lugar con la importancia
dada a la libertad individual, al derecho del individuo a ser tratado
y al deber de tratar a los demás como sujetos éticos, no como
objetos o como medios. Este principio, según Doyle, da lugar a tres
grupos de derechos y a cuatro instituciones esenciales. Estos tres
grupos de derechos son los que se podrían agrupar como libertad
negativa -libertad de prensa, de palabra, de conciencia, de
propiedad-, aquellos que cabrían bajo la rúbrica de libertad
positiva -derechos económicos y sociales, igualdad de oportunidades,
etc.-, y por último, el derecho a la participación y a la
representación política como garantía de los otros dos.
(Peñas, op. Cit. Pag 123).-
Es
entonces la ONU de la post-guerra fría un ente ligado al liberalismo
político y a la importancia de la individualidad y los derechos
humanos? No es la pregunta sobre la que versa este breve análisis,
pero cabe a fin de llegar a una conclusión, modesta, pero
necesaria.-
Podríamos
afirmar, a la luz de estos escasos preceptos, que un liberal
entendería a la ONU como un organismo dispuesto a salvaguardar las
libertades por sobre los intereses estaduales.
Nos
resistiremos a la tentación de incluir el análisis de Russett
acerca de las condiciones de los estados democráticos entre si y
frente a totalitarismos, y sobre todo frente a las guerras (B.
Russett, Grasping the Democratic Peace, Princeton, Princeton
University Press, 1993.) aunque un poco de ello hay en esta intentona
de razonamiento que venimos efectuando. Contentémonos con que –aun
con impurezas- fue durante un tiempo –que algunos politólogos y
relacionistas internacionales llaman de “unipolaridad”- que la
teoría liberal de las relaciones internacionales fue de aplicación
a la actitud de la ONU frente a situaciones que impongan la puesta en
marcha de los mecanismos descriptos en los capítulos VI y VII de la
Carta Orgánica.-
Sin
embargo, la muy extensa duración en el tiempo de muchos mandatos,
tales como los de Chipre, Haití y la ex Yugoslavia (de rotundo
fracaso) nos muestran que los esfuerzos de este órgano colectivo,
que algunos ya identifican como de seguridad colectiva, con un enorme
arsenal a su disposición (y si este no alcanzare, aun puede ser
asistido por la OTAN) no han sido lo exitosos que se pretendía o
pudiere desearse y han tenido un costo muchas veces exorbitante.-
Cuestiones
inobjetables de derecho internacional humanitario y de derechos
humanos, han motivado intervención de las Naciones Unidas en
diferentes escenarios. Tomaremos por caso a Rwanda, a fines de
explicar la postura que desarrollamos.-
Es
innegable que las condiciones de este país imponían la presencia de
un órgano de la comunidad internacional que vele por la vida de
personas masacradas bajo el pretexto del odio racial y religioso,
cuando esta limpieza étnica además encubre una lucha por el poder
interno.-
Fue en
ese año, 1994, cuando comienza a esbozarse este cambio en la
política intervencionista de la ONU, identificado con la
responsabilidad de proteger (nuevamente nos resistiremos a analizar
–por exceder espacio y motivo- si estas intervenciones han tenido
lugar o no en países con mayor centralismo, pero no exentos de
revueltas y necesidades, pero es un punto sobre el que un buen
observador no movería la retina).-
Justifican
la intervención de la ONU en países o estados fallidos o no, aun
sin pedido del estado a intervenir, lo que Menendez del Valle
(Responsabilidad de Proteger: la ONU en acción; Real Instituto El
Cano) llama cuatro delitos execrables: (1) el genocidio; (2) los
crímenes de guerra; (3) la limpieza o depuración étnica; y (4) los
crímenes de lesa humanidad. Además agrega Varios gobiernos
iniciaron una profunda, articulada, labor de reflexión, conscientes,
además, de que desde el final de la Guerra Fría y del mundo bipolar
stricto sensu, la democracia y los derechos humanos habían
adquirido un papel central en los principios organizativos del nuevo
orden internacional. Y la ONU se unió a la reflexión.-
Esta
teoría, la de la responsabilidad de proteger, fue la que dio origen
y autorizo la intervención de la coalición en Irak en la primera
guerra del golfo, a raíz de la invasión de este a Kuwait. Un hecho
inédito hasta ese momento.-
También
fue el detonante para la reunión de Yakarta en 2008 del movimiento
de países no alineados, que concluyo en un documento: “ningún
país debe usar su poder para dictar su concepto de democracia y
derechos humanos o para imponer condiciones a otros”.-
En
1999, el Secretario General de Naciones Unidas sostuvo que la
soberanía estatal estaba siendo redefinida. Esto se debe a que, a
raíz de las atrocidades cometidas durante la Segunda Guerra Mundial,
así como en la Antigua Yugoslavia, Somalia y Ruanda en los 90, los
Estados han pasado a ser «concebidos como instrumentos al servicio
de sus pueblos, y no al revés». (Zabaleta Caton, Berta; “NACIONES
UNIDAS Y LA RESPONSABILIDAD DE PROTEGER: ¿QUÉ PAPEL DEBE DESEMPEÑAR
LA ONU EN LOS CONFLICTOS INTERNOS?”, IEEE.ES. 54/2014).-
No
mucho se avanzó en el tiempo cuando esta postura de la ONU, tan
influenciada por el buen hacer y por la supremacía de los derechos
del individuo, comenzó a hacer agua también desde el punto de
vista del liberalismo.
En
este caso por los resultados de las misiones, muy prolongados en el
tiempo, con mandatos insuficientes a veces y con enormes operaciones
militares de aniquilamiento de fuerzas otras veces.-
No
abundan los ejemplos de países o estados fallidos reconstruidos por
el accionar de las Naciones Unidas y sus sucesivos envíos de
contingentes pacificadores.-
Surgen alarmas en las palabras del entonces Secretario General,
cuando afirmo: “La intervención humanitaria es una cuestión
delicada, plagada de dificultades políticas y sin soluciones
fáciles. Pero sin duda no hay ningún principio jurídico —ni
siquiera la soberanía— que pueda invocarse para proteger a los
autores de crímenes de lesa humanidad. En los lugares en que se
cometen esos crímenes y se han agotado los intentos por ponerles fin
por medios pacíficos, el Consejo de Seguridad tiene el deber moral
de actuar en nombre de la comunidad internacional. [..] La
intervención armada debe seguir siendo siempre el último recurso,
pero ante los asesinatos en masa es una opción que no se puede
desechar.” (Asamblea
General: “Informe del Secretario General: Nosotros los pueblos: La
función de las Naciones Unidas en el siglo XXI”, ONU, A/54/2000,
(27 de marzo 2000) párr. 219, en
http://www.un.org/spanish/documents/ga/54/a542000.pdf. En su
siguiente informe: Asamblea General; Consejo de Seguridad: “Informe
del Secretario General: Prevención de los Conflictos Armados, ONU”
A/55/985.)
Largos once años han pasado, desde Rwanda, y
aún más desde Yugoslavia, para que en 2005 se plasmara en un
documento algunos conceptos, en los que ya no es necesaria la
existencia de un estado fallido para que sea intervenido por fuerzas
de la ONU en procura de restablecer los derechos humanos, con el
inquietante agregado de pasar por alto la cuestión soberana de un
estado y su derecho a llamar o peticionar o autorizar una misión de
la ONU en su territorio. (ver en la especie informe de 21 de
marzo de 2005 “Un concepto más amplio de la libertad” y en el
Documento Final de la Cumbre Mundial de las Naciones Unidas de 2005
en el que se articula este principio en un epígrafe especial
titulado la “Responsabilidad de proteger a las poblaciones del
genocidio, los crímenes de guerra, la depuración étnica y los
crímenes de lesa humanidad”).-
Ya el marco mundial ha cambiado, estamos en
2005, un periodo iniciado por el 9/11, el fin de la hegemonía, la
vuelta a la multipolaridad (recordemos que humo mundo antes de la
guerra fría y que hegemones antagónicos siempre ha habido, solo que
sin destrucción mutua asegurada), la recomposición rusa, el
nacimiento de la OCS (Tratado de Shangai como actor internacional
relevante). O sea, el mundo está reconstruyendo sus candidatos a
hegemonía, mientras lidia con organizaciones transnacionales,
delincuencia transnacional, las viejas “nuevas” amenazas, entre
otros elementos.-
Esta
“Doctrina de la responsabilidad de proteger” se da de bruces con
artículos 2.4 y 2.7 de la Carta de Naciones Unidas. El primero de
ellos establece: «Los Miembros de la Organización, en sus
relaciones internacionales, se
abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la
integridad territorial o la independencia política de cualquier
Estado*, o en
cualquier otra forma incompatible con los Propósitos de las Naciones
Unidas».
En
cuanto al artículo 2.7, impone: Ninguna
disposición de esta Carta autorizará a las Naciones Unidas a
intervenir en los asuntos que son esencialmente de la jurisdicción
interna de los Estados*,
ni obligará; a los Miembros a someter dichos asuntos a
procedimientos de arreglo conforme a la presente Carta.-
Es
dable entonces advertir que la doctrina que venimos estudiando,
partiendo de una base con fines nobles y entendibles, y aun
elogiables, trae, a través del cambio doctrinal plasmado en 2005,
una injerencia de una organización internacional, en cuestiones
soberanas de estados. Que estos estados podrán o no presentar
situaciones de violaciones a derechos humanos, pero el Consejo de
Seguridad, atento su discrecionalidad, bien puede utilizarlos como un
mecanismo necesario para preservar la propia existencia de la ONU
Dentro del concepto de la “responsabilidad de proteger“
tampoco existe claridad sobre la determinación de los beneficiarios
y el título que poseen. En el Documento Final se hace referencias
reiteradas al término « población »26. ¿Cómo se lo ha de
entender entonces? En un sentido amplio “población” constituye
un conjunto de personas que habitan la Tierra o cualquier división
geográfica de ella27. En un sentido más estricto, es equiparable a
“población civil” o conjunto de personas que se hallan dentro de
un territorio estatal y que no toman parte directa en un conflicto
armado -sea cual fuere su origen o status. Esta última acepción
parece ser la adoptada por los Estados, puesto que se trata de
socorrer a personas que, por su posición débil y desventajosa en un
conflicto armado, pueden caer fácilmente en víctimas de una o más
partes “combatientes”. Problemas visibles aparecen precisamente
en conflictos armados internos, donde la distinción entre población
civil y combatientes es, a primera vista, prácticamente imposible.
Una determinación errónea de combatientes por población civil
resulta ser fatal para la seguridad y paz internacional, como lo
demuestra el lamentable ejemplo de Racak, que fue el detonador para
la intervención militar de la OTAN (Añaños Meza, Maria
Cecilia; UNISCI
Discussion Papers, Nº 21 (Octubre / October 2009).-
Tanto así, que la propia
ONU debió salir a aclarar un poco sus intenciones, cuando dice
“Reafirmamos
nuestra determinación de apoyar todos los esfuerzos encaminados a
preservar la igualdad soberana de todos los Estados, respetar su
integridad territorial e independencia política [..]” Documento
Final, op. cit., párr. 5; “[..] y reafirmamos la necesidad de
respetar debidamente la soberanía y el derecho a la libre
determinación.“ Ibíd., párr. 135. La Res. 1674 del Consejo de
Seguridad de 2006 (“Resolución 1674) reafirma igualmente este
principio en su parte declarativa.
Siendo el valor supremo el
de la “seguridad humana” no podría negarse que un liberal no
vería con malos ojos una intervención como la que faculta esta
doctrina. Sin embargo, la aparente discrecionalidad dada arroja una
duda que ha puesto en alerta a la comunidad internacional,
debatiéndose si se trata de una doctrina en tal sentido, o en el
sentido de una auto preservación de la ONU, en un intento de
concentrar poder que le es delegado por sus miembros.
Esta acumulación de poder
que comienza a parecer necesitar un freno dentro de la propia
organización (ver informe A/65/877–S/2011/393 “La
función de los mecanismos regionales y subregionales para hacer
efectiva la responsabilidad de proteger”) y esta actitud de
intervenir países y/o regiones conflictivas, sí, pero de escaso
peso específico internacional (si se nos permite el eufemismo),
pareciera no encajar en una visión política liberal de las
relaciones internacionales (la escuela liberal resalta la posibilidad
de la cooperación y la generación de un contexto para el progreso
general, los cuales son considerados realizables, y donde la
cooperación está presente, al menos en potencia (JERVIS R (1999).
Realism, Neoliberalism and Cooperation: Understanding the Debate.
International Security 24(1):42-63) por cuanto el valor del individuo
y la posición del estado (o del poder) frente a este vuelca la
balanza –o debería hacerlo- a favor del primero.-
El caso de Siria marca una
inflexión (y de paso nos permite explicar lo que intentamos decir
más arriba). En efecto la Resolución 1973, dio lugar
a intervenciones militares, criticadas por estados miembros por
considerar que la OTAN se estaba posicionando claramente del lado de
los rebeldes. A consecuencia de ello Marruecos en nombre de la Liga
Árabe solicito descartar cualquier medida militar. Pero China y
Rusia se oponen a ello. Sin lugar a dudas los intereses particulares
de estas dos potencias han jugado un importante papel en esta
oposición. La política tradicional de China es de no injerencia en
los asuntos internos de los Estados soberanos. Este posicionamiento
del lado de Rusia también es un ejercicio de cooperación
diplomática con Moscú a la espera de recibir el mismo apoyo en
casos de especial interés para el gobierno de Beijing . Rusia tiene
intereses estratégicos y militares con Siria, que incluyen la
construcción de una base militar naval, su salida al Mediterráneo,
que estaría en funcionamiento en este año. Además, tanto China
como Rusia tienen importantes relaciones comerciales con Siria.
(IEEE.ES “Blanca Palacián de Inza LA RESPONSABILIDAD DE PROTEGER Y
EL DERECHO DE VETO”, 09/2012 15 de febrero de 2012).-
Hoy
se trata de imponer las decisiones del Consejo al tiempo que
protagonistas clave (Rusia, Siria, Irán y Turquía) las rechazan.
Ahora bien, diversos estados parecen imbuidos por una retórica sobre
las líneas rojas, cruzadas sin embargo despreocupadamente desde hace
años.
Por
tanto, es la propia credibilidad del Consejo de Seguridad y de sus
miembros la que está en juego en el momento actual. Guta oriental
constituye un nuevo Alepo, objeto de una operación de reconquista de
una violencia inaudita, marcada además por la utilización de armas
químicas.
(http://www.lavanguardia.com/internacional/20180410/442398029399/siria-consejo-naciones-unidas-fracaso-alepo-guta-oriental.html)
Es esta versión de la ONU
un refrito de lo que propugno en su momento Franklin Roosevelt? o va
incluso mas alla, legitimando con un exceso de la interpretación de
su Carta intervenciones de la política exterior de su hegemon
favorito?
Todo indicaría que al fin
EEUU parece darse cuenta que el mundo ha dejado de ser unipolar,
intentando demostrar su poder con una figura reversionada de si misma
frente a Rusia (Y China, en menor medida), potencia que de la mano de
Vladimir Putin sobreactua un rol peligroso para la paz mundial.-
Resulta útil la afirmación
de la embajadora norteamericana Nikki Haley, quien –en línea, hay
que decirlo, con las actitudes de Putin-, dijo “La
Historia registrará este como el momento en el que el Consejo de
Seguridad cumplió con su deber o demostró su fracaso total y
completo para proteger a los sirios. De cualquier manera, Estados
Unidos responderá”.-
Es evidente que las teorías
tradicionales crujen ante la situación global actual y sobre todo,
ante la acumulación de poder por parte de un organismo que se supone
debería nutrirse de su equilibrio. El ingrediente de poder disponer
de medios militares de enorme potencia (y de la OTAN, como ha
sucedido) no arroja tranquilidad sobre el punto y llena el escenario
internacional de nuevas y poderosas preguntas.-
BIBLIOGRAFIA/WEBGRAFIA
Crisis
del estado Nacion - Agemir Bavaresco
Keohane,
Robert "Despues de la hegemonia"
Zamudio
Gonzales, Laura "Organizaciones internacionales"
Serbin
Andres: "Actores no estatales y politica transnacional"
María-Cecilia
Añaños Meza: "LA “RESPONSABILIDAD DE PROTEGER” EN NACIONES
UNIDAS Y LA
DOCTRINA
DE LA “RESPONSABILIDAD DE PROTEGER”
Menendez
del Valle, Emilio: "Responsabilidad de proteger: la ONU en
accion"
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